El Louvre es uno de los mayores museos del mundo dedicados al antiguo Egipto y su marco es perfecto para trasladarse a la época de los faraones y sentirse egipcio o egipcia por un instante. Para empezar, hay que saber que los egipcios creían en distintas divinidades, con forma humana o animal, presentes en cada momento de la vida cotidiana. Además, como tenían previsto ir al reino de los dioses y las diosas después de la muerte, en las tumbas acostumbraban a rodearse de sus objetos familiares, para así poder utilizarlos en el más allá. Así es como mucho de estos objetos (muebles, juegos, joyas…) nos han llegado perfectamente conservados. Sin embargo, no hay que olvidar que se trata de testimonios de la vida cotidiana de las personas más acomodadas. La mayor parte de la población no tenía los medios suficientes para embalsamarse, comprar un sarcófago o una tumba, llenarlo con sus riquezas y decorarlo con escenas de su vida en la tierra...